Níobe
era hija de Tántalo y esposa de Anfión, rey de Tebas. Con Anfión tuvo
siete hijos de los que Níobe alardeaba, mofándose de Leto porque ésta
sólo había tenido dos hijos (Apolo y Artemisa). Estas burlas llegaron
hasta tal punto que se opuso a que se le tributaran honores a Leto,
diciendo que ella era más digna de que se le levantasen altares. En
venganza, Apolo mató a todos sus hijos varones y Artemisa hizo lo propio con las mujeres.
La
desdichada Níobe se quedó paralizada. Ya no tenía ni hijos ni hijas, ni
siquiera marido; éste yacía también sin vida, pues se había clavado una
espada nada más conocer la muerte de todos sus hijos. Se fue tornando
rígida, parecía una piedra. El único movimiento que se observaba era el
de sus lágrimas que, pese a su rigidez, brotaban innumerables de sus
ojos. La que antaño se jactaba de sus hijos no era ya más que una
fuente.
La historia de la desdichada Níobe aparece expuesta en numerosas obras.
La primera, Apolo y Diana atacando a los hijos de Níobe, pertenece a Anicet Charles Gabriel Lemonnier, se trata de un óleo sobre lienzo cuyas dimensiones son 141 x 112 cm. Dicha pintura del año 1772 aparece expuesta en el Musée des Beaux-Arts (Rouen, France).
En segundo lugar: Níobe lamentando la muerte de sus hijos. Realizada en 1591 por Abraham Bloemaert y expuesta en Copenhague en el Statens Museum for Kunst.
La historia de la desdichada Níobe aparece expuesta en numerosas obras.
La primera, Apolo y Diana atacando a los hijos de Níobe, pertenece a Anicet Charles Gabriel Lemonnier, se trata de un óleo sobre lienzo cuyas dimensiones son 141 x 112 cm. Dicha pintura del año 1772 aparece expuesta en el Musée des Beaux-Arts (Rouen, France).
En segundo lugar: Níobe lamentando la muerte de sus hijos. Realizada en 1591 por Abraham Bloemaert y expuesta en Copenhague en el Statens Museum for Kunst.
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