En la región de Misia, el apuesto
Hilias se acercó a un manantial para llenar su cántaro. El estanque
que había al pie de ese manantial estaba habitado por unas ninfas
que celebraban una danza ritual. Según Apolonio, una de ellas se
enamoró de Hilas y, “deseosa de besar su tierna boca”, arrojó
al joven “en medio del remolino”. La escena fue recreada por John William Waterhouse en 1896.
Como Ulises y sus hombres, los
argonautas atravesaron el estrecho de Mesina en su largo viaje
marítimo de vuelta a casa. Según la leyenda, el estrecho estaba
flaqueado por dos monstruos muy peligrosos: Escila y Caribdis. La
ilustración de Alan Lee para “Las aventuras de Ulises”, de R.
Sutcliff, recrea el momento en que el héroe de Homero se acerca con
su nave a las seis cabezas de Escila.
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