lunes, 3 de marzo de 2014

LA ODISEA, DIFERENCIAS OBRA-MINISERIE

Me dispongo a extraer fragmentos de la Odisea, relacionados con Nausicaa, con la finalidad de comprobar la verosimilitud de la miniserie de dicha obra.
 
CANTO VI
   Por su casa adentróse la diosa ojizarca Atenea meditando el regreso al hogar del magnánimo Ulises. Era un cuarto de ricos primores: en él reposaba una joven que en talle y belleza igualaba a las diosas, por su nombre Nausícaa, […] se hallaban cerradas las espléndidas puertas, mas ella, cual soplo de brisa penetrando hasta el borde del lecho, tomó la figura de la hija del nauta Dimante, […]. Bajo tal apariencia le habló a la ojizarca Atenea: […] Olvidados están tus preciosos vestidos y el tiempo de tu boda se acerca; bien lindos tendrás que llevarlos ese día y cuidar que los leve el cortejo. […] Vamos, pues, a lavar con la aurora; […]
   La princesa en su juego acababa de echar a una sierva la pelota, que errando fue a dar a una gorga del río: reciamente gritaron las mozas y Ulises a ello despertóse y sentándose habló de este modo en su alma: “¡Ay de mí! ¿Qué mortales tendrán esta tierra a que llego? ¿Insolentes serán y crueles e injustos o al huésped tratarán con amor y habrá en ellos temor de los dioses? […] Tal diciendo salió de las ramas Ulises divino, con su mano robusta tronchó de la selva un retallo bien frondoso y, cubriendo con él sus vergüenzas viriles avanzó […] las mozas escapaban dispersas al mar por las lenguas de tierra. Firme sólo se quedó la nacida de Alcínoo, que Atena fortaleza le puso en el alma y echó de sus miembros el temor.
SERIE
   Nausicaa encuentra en la playa a Ulises, quien ha naufragado. Ulises: Estaba vivo, destrozado por las olas de Poseidón, aunque todavía estaba lejos de Ítaca, pero estaba vivo. Había llegado a Feacio, tierra de marineros y pescadores. Dudando si sería bien recibido fui conducido al palacio del monarca, el poderoso rey Alcinoo.
 
CANTO VI – CANTO VII
   De sus negros navíos trabajan allí el aparejo, a los remos les dan pulidez y hacen velas y amarras, […]. Evitar quiero yo sus amargas hablillas, no sea que murmuren después, […]: ‘¿Quién es ese extranjero tan alto y hermoso que sigue a Nausícaa y en dónde le halló? ¿Por ventura su esposo vendrá a ver? […] Estas cosas dirán y serán sus palabras oprobio para mí, […]. Más tú, huésped, atiende si quieres tener lo más pronto de mi padre socorros y guías que a casa te lleven: aledaño al camino verás el espléndido bosque de Atenea, […]. Permanece sentado tú en él, que podamos nosotras tras cruzar la ciudad llegar solas a casa; y al tiempo que calcules que estamos ya en ella, tú mismo el camino tomarás otra vez […].
   Levantándose Ulises divino marchó a la ciudad y Atenea previsora virtióle en redor densa niebla, no fuese que un feacio insolente, viniendo por caso a encontrarle, se burlase en palabras de él o inquiriese quién era. A adentrarse iba ya por aquella ciudad admirable cuando, al paso saliéndole Atena, […] y Ulises divino le dijo: “Hija mía, ¿querrás conducirme a la casa de Alcínoo, el monarca que rige este pueblo y sus gentes? […] Contestóle a su vez la divina ojizarca Atenea: “Yo te voy a decir, padre huésped, cuál es esa casa que me pides que te muestre, […]”.
SERIE
  
Ulises, junto a las esclavas y Nausícaa, que viaja en carro, van hasta la residencia del rey de los feacios. Ulises: Dudando si sería bien recibido fui conducido al palacio del monarca, el poderoso rey Alcinoo.
CANTO VII
   Por la casa marchó aquel Ulises, […], postrándose el héroe, abrazó las rodillas de Areta […] “Noble Areta, nacida del héroe Rexénor, yo vengo a tus pies, a tu esposo, a estos hombres que están a tu mesa, tras sufrir mil trabajos: […], mas a mí dadme ayuda, que vuelva al país de mis padres prestamente: ¡padezco hace tanto sin ver a los míos!” […]. En silencio quedaron los otros, mas al cabo rompió el anciano varón Equeneo, […]: “Ciertamente, ¡oh Alcínoo!, no es grato ni honroso que un huésped se nos siente por tierra [..] anda, pues, pon al huésped en pie y un sillón aquí ocupe tachonado con clavos de plata; […].
   En la sala sentado quedábase Ulises divino en compaña de Arte y Alcínoo, […]. Y dejándose oír dirigióle palabras aladas: “Extranjero, ante todo querría preguntarte: ¿quién eres? ¿De qué gente y país? ¿Quién te dio esos vestidos? ¿No has dicho que arribaste a estas tierras errando a través de las olas?”. Contestando a su vez dijo Ulises el fértil en trazas: “Es difícil, ¡oh reina!, contar por menudo los duelos que por miles me han dado los dioses olimpios y voy a explicarte no más lo que quieres saber […]”. Mas Ancínoo dejándole oír contestó de este modo: “[…] siendo tal cual eres y acorde también tu sentir con el mío, a mi hija tomases de esposa y con nombre de yerno a mi lado quedaras: […] te enviaremos mañana e irás en el lecho entregado al descanso y al sueño; ellos han de llevarte en bonanza a tu patria […].
CANTO VIII - CANTO IX - CANTO XIII
  
Una vez que en la gran asamblea estuvieron reunidos, el primero de todos Alcínoo tomó la palabra: “Escuchad, regidores y jefes del pueblo feacio, y sabed lo que el alma en el pecho me impulsa a deciros: Este huésped –no sé quién él sea- llegó hasta mi casa vagabundo e ignoro si vino de pueblos de oriente o de ocaso; nos pide socorro en su ruta. Veamos de prestárselo, pues, como siempre lo hicimos con todos […]”.
   Escuchad, regidores y jefes del pueblo feacio. […] nuestro huésped no deja de dar lastimeros sollozos y algún grave dolor le acongoja, sin duda, en el pecho. […] Tú, huésped, no me ocultes con trazas astutas aquello que quiero de tu boca saber, que a ti cumple también declararlo. Habla y di cómo allá te llamaban tu padre y tu madre, tus vecinos y aquellos que habitan los pueblos cercanos. […]
   Soy Ulises Laertiada, famoso entre todas las gentes por mis muchos ardides. [….] Alcínoo tomo la palabra diciéndole: “Ulises, una vez que has venido a mi casa […] no pienso regreses de nuevo vagabundo por muchos que fueran tus males pasados! […] luego Ulises traspuso el umbral del palacio, mas Alcínoo un heraldo delante mandó que de guía le sirviese hasta el mar y el paraje en que estaba la nave.
SERIE
   Una vez en palacio y tras participar Ulises de la fiesta  Alcinoo le dijo: “He compartido contigo mi comida. Ahora quieres decirme cómo te llamas?. A lo que Ulises contestó: “No puedo, una maldición ha caído sobre mi nombre. El pronunciarlo solo te causaría dolor”. Alcinoo continuó: “Sólo conozco un héroe perdido que ha podido sobrevivir a la maldición de los dioses, es el astuto, Ulises”. El asombro se apoderó del palacio, y Ulises confirmó: “Ese soy yo”. Alcinoo admirado declaró: Nunca soñé ver a Ulises en persona, es un honor para toda Feacio que un héroe como Ulises de Ítaca se siente entre nosotros. Te daré mi mejor barco repleto de regalos y comida y a los mejores marineros para que te lleven a salvo a casa. Finalmente, Ulises reflexionó: Los feacianos me llevaron hasta Ítaca pero fue Poseidón quien me permitió continuar mi viaje para que meditase mis palabras, comprendí que yo no era mas que un hombre en el mundo. Ni más, ni menos.

1 comentario:

  1. Tras haber leído el post y haber visto la mini serie puedo encontrar bastantes diferencias entre la mini serie y la versión original de la Odisea. En primer lugar tengo que decir que en general es una serie bastante lograda desde mi punto de vista ya que relata bastante bien la historia, aunque omite cosas como el paso de Ulises por la isla de las sirenas y se inventa otra como la estancia de Ulises con Calipso que dura un año y en la película dura 20 años. Por otro lado me ha gustado mucho que intervinieran los dioses, ya que en la mayoría de películas suelen omitirse estos personajes que tienen un papel fundamental.
    Realmente no tengo ninguna crítica negativa hacia esta mini serie ya que puedo entender que no se pueda contar toda la historia, ya que es muy larga, y que para ello hayan tenido que omitir cosas e inventar otras. A mí personalmente me ha gustado la mini serie y la obra original también.

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